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75 años de fotografía en 35 mm Por A. Becquer Casaballe Hace 75 años, en 1925, la por entonces casa Leitz presentaba en la Feria de Leipzig su primera cámara, la Leica 1 (Model A), basada en un concepto que habría de revolucionar a la fotografía desde el momento que empleaba película cinematográfica de 35 mm. El proyecto se había visto atrasado por dos hechos concurrentes: la Primera Guerra Mundial y la posterior crisis económica de Alemania.
La idea de diseñar una cámara para película de 35 mm se le ocurrió a un empleado de la casa E. Leitz, Oscar Barnack, quien diseñó en 1913 un aparato de metal provisto de un objetivo fijo f:3,5 de 50 mm. El obturador de cortina tenía dos tiempos (1/25 y 1/50) y se cargaba con el mecanismo de avance de la película (operación que obligaba a cubrir el objetivo con una tapa para evitar la veladura del film), y capacidad para 50 fotos. Debía ser cargada y descargada en el cuarto oscuro porque no tenía chasis de película. Se fabricaron solo tres prototipos, bautizado con el nombre de «Ur-Leica», esto es, «Original Leitz Camera». La idea era producir un pequeño aparato para hacer pruebas de iluminación en filmaciones, y de esa manera, ahorrar la costosa película. La «Ur-Leica» trascendió aquel modesto destino. La Primera Guerra Mundial (1914-18), tiró por tierra la posibilidad de perfeccionar el prototipo para iniciar su producción comercial. Después, sobrevino la República de Weimar, en cuyos primeros años la economía alemana padeció una de los índices más altos de inflación que se conocieron en el siglo XX. Recién en 1923, con las reformas monetarias y la estabilización del marco, el aparato productivo estuvo en condiciones de salir de la profunda crisis. En ese año, la Leitz hizo una preproducción de 31 cámaras Leica «0», que fueron distribuidas entre varios fotógrafos. Era básicamente igual al modelo original, diferenciándose en el obturador (no era necesario cubrir el objetivo para cargarlo) y tenía de tiempos entre 1/20 y 1/500 además de «Z» (bulbo). El objetivo era el mismo.
Finalmente, en 1925, como ya lo dijimos, la Leica 1 fue presentada en la Feria de Leipzig, estando en producción hasta 1936. De todas maneras, paralelamente existieron otros modelos, como la Compur Leica con obturador central (1926-41), el modelo C con objetivos intercambiables dedicados (no estandard) de 1930-31 y su variante, modelo C con montura estandard. Es interesante destacar que la Leica 1 Model A tenía objetivo fijo y que recién desde el modelo C, de 1930, las ópticas fueron intercambiables.
Las primeras 500 cámaras fabricadas tenían obturador con tiempos, además de «Z», escalados en 1/25 — 1/40 — 1/60 — 1/100 — 1/200 y 1/500 y, posteriormente, la escala fue de 1/20 — 1/30 — 1/40 — 1/60 — 1/100 — 1/200 y 1/500. Todas las cámaras fabricadas en 1925 estaban provistas con objetivo Anastigmat o Elmax, luego, entre 1926 y 1929 con el Elmar 50 mm f:3,5. En 1930 y 1931 se fabricaron aproximadamente 1300 con objetivo Hektor 50 mm f;2,5 (este lente estuvo en producción hasta 1948, como objetivo intercambiable). Entre 1929 y 1931 se fabricaron 95 cámaras «Luxus», bañadas en oro, con cobertura de piel de víbora y estuche de piel de cocodrilo. Está considerada como la más cara de la historia: 25.000 dólares. Por su parte, la Leica con objetivo Anastigmat, de la que se se fabricaron 144 cámaras, ronda los 20.000 dólares, con objetivo Elmax unos 9.000 y si es el más popular Elmar, el precio se reduce a 2.000 dólares (1). Nunca un desarrollo tecnológico en el campo de la fotografía había provocado en forma tan contundente una nueva estética, una manera de interpretar la realidad que, con acierto, ha sido definida como «fotografía live», esto es, «viva». Esto se produjo porque la Leica era pequeña, compacta, tenía obturador de plano focal y capacidad para 36 fotogramas. En poco tiempo, los fotógrafos comprendieron cual era su significado, aunque para ello tuvieron que superar algunos prejuicios. José María Silva, en la biografía escrita por Juan Antonio Varese (2), relata una anécdota interesante: «Para la final del Campeonato (se refiere al Mundial de Fútbol de 1930) vinieron fotógrafos de distintas partes del mundo. Entre ellos, un alemán de aspecto atildado, rubio, larguirucho. Cuando los fotógrafos de acá, de Uruguay y de Argentina, lo vimos tomando fotos con una cajita, nos burlamos abiertamente de él. No olviden que nosotros utilizábamos la Spido Gaumont, una máquina tipo reporter, de procedencia francesa, con tres magazines para 10 placas cada una. Esa noche, los fotógrafos locales le dimos una cena a los extranjeros. En medio de la reunión se exhibieron las fotos tomadas durante el partido de la tarde. Nos quisimos morir al ver las fotos tomadas con el alemán con su aparatito… Era la primera vez que veíamos una Leica… Pablo Ferrando, su representante, exhibió durante mucho tiempo en sus vidrieras las famosas fotos tomadas con la maquinita». La situación, frente a la Leica, no había sido muy diferente en Europa o los Estados Unidos. Gisèle Freund relata: «Hasta una revista como Life, fundada en 1936, no quería en sus comienzos que sus fotógrafos se sirvieran de la Leica. Thomas McAvoy, que era fotógrafo de Life, me contó: Me había traído una Leica a raíz de un viaje a Europa, pero el redactor jefe la consideraba como un juguete poco serio a causa de su reducido tamaño y me prohibió utilizarla. Aprovechando una recepción oficial en Washington, hice caso omiso y bajo las miradas atónitas de mis colegas que operaban con grandes aparatos y provistos de flashes, saqué toda una serie de fotos. Comparando mis clichés con los de los demás, la dirección admitió que mis fotos tenían mucha mayor atmósfera y que eran más vivas, pues yo no había recurrido a los flashes y había fotografiado a la gente sin que se diera cuenta» (3). Incluso la propia Freund, cuando realizó un reportaje en la Biblioteca Nacional de Francia, en París, se vio obligada a ocultar su Leica dentro de una gran cámara de fuelle para que el director, Julien Cain, le permitiese hacer su trabajo. En Argentina, por su parte, uno de los pioneros del formato de 35 mm fue Horacio Coppola. |